Mañana viajo de vuelta a Madrid.
Cuando saqué el billete no tenía ni idea que iba a coincidir con la llegada del Papa.
Voy cargada, con lo que no me resulta fácil ir en metro hasta mi casa.
Pensar en autobuses es pensar en el centro de Madrid abarrotado, o sea, en atascos y recorridos imposibles.
Optar por un taxi en estas condiciones es optar por un desembolso importante.
Me hago la idea, además, de que el vuelo irá con retraso porque habrá mucha gente 'por los cielos de Dios'.
Espero ser capaz de no dejarme invadir por la rabia, ya que no se me ocurre de que modo ésta me pueda ayudar en estas circunstancias.
Si estuviera hoy en Madrid, la podría canalizar en la manifestación laica que sale a las 7'30 desde Tirso de Molina.
Pero como ando por tierras canarias, no me queda otra que intentar surcar los cielos con paciencia y con un buen libro.
3 comentarios:
Bien mirado, serás recibida con honores... y atascos.
Bienvenida!
que libro leeras en el avion?
Suerte, porque yo desde lejos no puedo dejar esta rabia que siento, tal vez es parte de mi sombra, porque al final eso somos todas y todos, sombras y luces.
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