‘Vivir plenamente hacia lo interior igual que hacia lo exterior, no sacrificar nada de la realidad externa en beneficio de la interna y viceversa.’
(Etty Hillesum)

Deudas insaldables.

Ana Mañeru Méndez es una de esas mujeres con las que tengo una gran deuda de vida. Como toda deuda de vida ésta es insaldable e incontabilizable, del mismo modo que le pasa a todo lo que está tocado por el amor.
Conocí a Ana en el año 1996 y, al año siguiente, tuve la gran suerte de ser becaria suya en el Instituto de la Mujer. Desde entonces, hemos mantenido una relación de autoridad, en el sentido que expresa Lia Cigarini: 'Yo reconozco autoridad allí donde una mujer me da la palabra'.
Ella me dio la palabra para expresar lo que sentía, para dar un sentido libre a mi feminidad, para crear pensamiento, etc.
Lo hizo enseñandome a escribir, invitándome a dejar por escrito mi experiencia y mi pensamiento, animándome a compartir mi poesía y a no abandonar el lenguaje poético, proponiendo mi participación en diferentes foros, cursos, seminarios, etc.
Su confianza y su medida me han permitido, no sólo tomar la palabra, sino hacerlo libremente.
Recuerdo un día que me dijo 'te veo suelta'. Estaba contenta al sentir que yo había encontrado la senda y la ligereza necesarias para hablar con autenticidad, o sea, desde mí.
Ella sabe, siempre lo ha sabido, que este salto no hubiera sido posible si ella no hubiera estado cerca. De hecho, su confianza y medida aún hoy me siguen dando libertad.
No soy la única, sé que ha dado la palabra a muchas mujeres y sé también que ella sigue suelta gracias a la medida y la confianza que le han dado otras, en un entramado de relaciones que ha abierto hermosos espacios de libertad.
Hace apenas un mes, ella se ha jubilado de su trabajo en el Instituto de la Mujer, pero no de ese entramado de relaciones del que forma parte con gran maestría.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

qué bonito lo que escribes, Graciela! Esta entrada me ha emocinado
besos

Guille dijo...

a mi tambien me ha emocionado mucho leer esto...Yo no tengo relacion con Ana Mañeru pero si que atraves de ti, Graciela, la he leido y le he escuchado y siempre he notado un "ventilar la casa" cuando esta huele a cerrado...La ultima vez que la escuche hablo de la sexualidad masculina violenta como una de las vertebras del patriarcado que aun perduran casi intactas en el mundo (mas aqui menos alla) , sobre todo hablo de la violencia sexual contra niñas y niños como un secreto "aun velado"...
Desvelar esta violencia sexual contra menores por parte del vecino, del abuelo,del profe de gimnasia, de esos hombres "de confianza" tiene que recorrer un camino diferente a lo que supuso desvelar violencia contra las mujeres porque no son exactamente la misma cosa... Escuchar a Ana Mañeru hablar de esto en unas jornadas sobre educacion me revoluciono por dentro y aun ando buscando la manera..la manera de no se muy bien el que...Creo que de poner palabras..No tengo prisa ahora mismo, hoy..Otras dias me urge mas..Se que que en algun momento encontrare las palabras que quiero con la ayuda de la gente que quiero y que me quiere bien...
Tambien me encanto en aquella ocasion la tranquilidad y la paz con la que nombro lo que puede pasar si la logica del mercado se mezcla con la educacion en un contexto concreto, esas jornadas, en el que se estaba hablando de educacion precisamente en esos terminos..
Que bien que no se haya jubilado de el entramado de relaciones del que forma parte...
Me parece una entrada muy tierna Graciela...
un besoo gordo

Guille dijo...

Esto en el ordenador de mi padre que por uno de esos virus del mundo binario no le funcionan los acentos..perdona Graciela y lectores de Singulares si resulta dificil leerme..
: )