‘Vivir plenamente hacia lo interior igual que hacia lo exterior, no sacrificar nada de la realidad externa en beneficio de la interna y viceversa.’
(Etty Hillesum)

Conflictos practicables

En estos días, a raíz de la huelga general del 29 de septiembre, he vivido situaciones en las que la diversidad y la singularidad de mujeres y hombres parecían diluirse bajo la armadura de bandos que luchan entre sí para ser los abanderados de la verdad, convirtiendo lo distinto en mera disidencia o traición.
Ante esto, me acordé de esta secuencia de La Vida de Brian.
La tristeza que siento ante este tipo de prácticas no me hace añorar una gran masa de personas que compartan un pensamiento único y coherente ni tampoco desear la llegada de un Mesías capaz de aglutinar tanta disparidad dando lugar a una unidad de acción.
Lo que realmente añoro es más humildad y escucha a la hora de exponer ideas, sensibilidades o propuestas, lo que significa, entre otras cosas, una mayor predisposición para abrir los diversos conflictos haciéndolos practicables. Añoro, por tanto, más creatividad para poder encontrar en cada situación un puente o un camino para que las distintas formas de sentir la violencia del capital puedan expresarse, convivir, intercambiarse, disentir, interrogarse, abrirse a nuevos planteamientos, contradecirse... sin que nada de esto suponga sometimiento ni imposición.
Desde aquí, me sale hacer una invitación para que, parafraseando a Luisa Muraro, busquemos el modo de conjugar en cada momento y situación la libertad y la convivencia. Lo que implica hacer cuentas con la propia violencia, acercarse al dolor acumulado y a los planteamientos divergentes de un modo no destructivo, abandonar el exceso de armaduras y murallas que nos aíslan todavía más de lo que ya estamos, abrirse al juego de la relación sin olvidarse que ésta conlleva conflicto. En definitiva, es una apuesta por humanizar la política.
Esta reflexión me lleva a imaginar un haz de relaciones diversas y complejas que, en lugar de desgastarse entre sí, pongan en marcha un abanico amplio de prácticas capaces de frenar, desactivar, desplazar y prevenir la violencia feroz con la que se muestra el capital.
Sé que, al decir todo esto, no estoy inventándome nada nuevo, son muchos los referentes que ya tenemos de maneras imaginativas y generosas de actuar en el terreno de la discrepancia política.
Para ahondar en este camino, como apunta Carmen Magallón, hace falta entender que violencia y conflicto son dos cosas bien distintas entre sí y que, a mayor violencia, menor es el espacio para abrir cada conflicto haciéndolo practicable.

2 comentarios:

orlanda dijo...

Ay, Graciela, quiero esto lo lea mucha mucha gente.

Gracias por tu mirada.

patri

AnRro dijo...

Y yo...
que importante la creatividad, la humildad y la escucha
gracias de nuevo Graciela
besos y besos
ana