‘Vivir plenamente hacia lo interior igual que hacia lo exterior, no sacrificar nada de la realidad externa en beneficio de la interna y viceversa.’
(Etty Hillesum)

Sala de espera

Son casi tres semanas.
Día tras día, de lunes a viernes, he estado en la sala de espera para el tratamiento de mi madre.

Sonrisas que delatan un fondo de dolor, que señalan alivio, que muestran complicidad.
Charlas y risas que dan color a la asepsia que nos rodea.

Mujeres mayores acompañadas de sus hijas.
Mujeres jóvenes o de mediana edad que acuden solas, con sus hijas o con sus madres.
Hombres acompañados de sus mujeres.
Un hombre, solo uno, que acude solo.
Un hombre, solo uno, que acompaña a su mujer.
¿Casualidad?

Me entero que la privatización de seis hospitales madrileños sigue adelante.
No quiero pensar en la burbuja sanitaria que se está gestando.
No quiero pensar en el dolor, alivio y complicidad de las salas de espera de un futuro no muy lejano.
No quiero pensar en la energía de las cuidadoras.

Cansada de tanto ajetreo, agradecida por la sanidad pública que aún tenemos y con mucha impotencia, me tomo una infusión de té verde con piña...

2 comentarios:

Lenteja dijo...

Un abrazo Graciela, bueno, mejor dos. Ay, o tres...
besos.Lenteja

Guillermo dijo...

hmm...
en la sala de espera de la unidad del Clínico a la que voy yo:

Hombres solos siempre...


Mujeres solas siempre...


Había una enfermera genial en esta unidad a la que con el nuevo sistema "han jubilado" y por supuesto no han sustituido...Era· bastante nayor, religiosa "la Sor",la llamaba todo el mundo cuando yo llegué por primera vez.. era genial..
Estas últimas visitasa la unidad se mastica el malestar, la tensión, la prisa y la urgencia ..También el desconcierto y como un sentido de unión y fuerza..entres algunos pacientes y entre el equipo de sanitario y administrativo...ambos desbordados..

Yo me voy siento segun el dia y el rato del dia