‘Vivir plenamente hacia lo interior igual que hacia lo exterior, no sacrificar nada de la realidad externa en beneficio de la interna y viceversa.’
(Etty Hillesum)

La escuela está viva, ¡viva la escuela!

Paul Klee en 1939. Fotografía: Walter Henggeler/Keystone/Corbis
“Cuando a la investigación exacta se une la intuición, se acelera ventajosamente su avance. (…) también al arte se le ha dado suficiente espacio para la investigación exacta, las puertas que dan acceso a ella están abiertas desde hace algún tiempo. Lo que en música ya se hizo antes de que concluyera el siglo dieciocho, en el ámbito plástico sigue estando cuando menos en los comienzos. (…) Las tareas algebraicas, geométricas (…) son momentos formativos en dirección a lo esencial (…). Se aprende a ver detrás de la fachada, a comprender una cosa desde su raíz, se aprende a detectar lo que fluye por debajo, se aprende la prehistoria de lo visible. Se aprende a cavar hasta las profundidades, a sacar a la luz. Se aprende a fundamentar, se aprende a analizar.
Se aprende a (…) evitar asumir lo ya listo y terminado. Se aprende un modo especial de avanzar en la dirección de una indagación crítica (…).
Habría que dar clase en días festivos, fuera del edificio escolar. Fuera, bajo los árboles, entre animales, junto a los ríos. O en lo alto de montañas en el mar.
Habría que plantear tareas como, por ejemplo, la construcción lógica del misterio (…).
La escuela está viva, ¡viva la escuela!”

Paul Klee, Experimentos exactos en el ámbito del arte, 1928.
Cita seleccionada como cierre de la exposición Paul Klee: Maestro de la Bauhaus de la Fundación Juan March.

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