‘Vivir plenamente hacia lo interior igual que hacia lo exterior, no sacrificar nada de la realidad externa en beneficio de la interna y viceversa.’
(Etty Hillesum)

Una mañana cualquiera

Ayer por la mañana, de camino al hospital, me entretuve mirando por la ventana del autobús.
Al pasar frente al Corte Inglés vi a una pareja que, a modo de estatua, estaba inmovilizada y llevaba una pancarta que decía algo así: 'no más víctimas de la moda'.
Me hizo gracia verlos pero me inquietó profundamente los ocho policías que les vigilaban.
¿A quién protegían y de qué?

Ya en la puerta del hospital, me sorprendió un grupo formado por personal sanitario y pacientes.
Tenían mucha energía, gritaban, bailaban y cantaban.
Entre otras muchas cosas dijeron:
'¡Ningún enfermo es ilegal!'
'¡No nos piden sacrificios, nos sacrifican!'
Y, una vez más, ahí estaba la policia, 'vigilando'.

El hospital estaba lleno de pancartas, pintadas, dibujos, mesas informativas.
Se me saltaron las lágrimas al ver la cola de gente que se había formado para firmar a favor de la sanidad pública.

Entré para hacerme una ecografía.
El ecógrafo ya me conoce. Como ha ocurrido otras muchas veces, necestó veinte minutos para hacerme esta prueba.
Me volví a emocionar cuando me acordé de las dos veces que me derivaron a un centro privado para hacerme esto mismo y  me despacharon en cinco minutos.

Volví a coger el autobús.
Iba lleno, demasiado lleno para ser el autobús que pasa por la puerta de dos hospitales.
A través de la ventanilla, disfruté de las hojas del otoño bailoteando por las aceras y me llamaron la atención tantos contenedores amarillos llenos de basura.

Ya en casa, mientras hacía la comida, escuché una noticia que me desconcertó.
Según el Papa, no es cierto que en el portal donde nació Jesucristo hubiera habido ningún tipo de animal, pero sí es cierto que su madre le dio a luz a través de un parto virginal.
Seguí escuchando la radio y, cuando hicieron mención a  las nuevas tasas judiciales, ya no sabía bien en qué siglo estoy viviendo y me dispuse a poner la mesa.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hemos vuelto al siglo de las sombras, sin duda!
Pero hete aquí que la luz de las personas sencillas se está fortaleciendo.
Un beso

ISA dijo...


Pues sí, la verdad es que estamos viviendo unos momentos históricos en cuanto a retroceso en servicios sociales que menciono pero que todo el mundo tiene en su mente; sanidad, educación, vivienda, empleo, prestaciones, IVI, tasas judiciales... Y ahora viene el Papa que si mulo si, buey tampoco. Qué imbecilidad por Dios en los tiempos que corren.
Pido a cualquier dios que esté por ahí que, pese a la edad que tenga, no me haga nunca perder el norte.