‘Vivir plenamente hacia lo interior igual que hacia lo exterior, no sacrificar nada de la realidad externa en beneficio de la interna y viceversa.’
(Etty Hillesum)

Hacerse oir...

El capitalismo surgió en un contexto patriarcal y, para su desarrollo, se alimentó de ese modelo de masculinidad que presenta al hombre como un ser autosuficiente, hecho a sí mismo, competitivo y agresivo.

Es un modelo hecho de mentiras e ilusiones, ya que todo hombre ha nacido de una madre que le ha parido sin la cual no hubiera existido, todo hombre ha sido criado y alimentado, todo hombre ha necesitado de referentes para poder pensar y crear, todo hombre depende de su entorno y de las demás personas para subsistir.

Como ya sabéis, se ha producido esta distorsión de la realidad dando la espalda, negando e infravalorando todo lo que supone el cuidado y la gestión de la vida humana. O sea, ninguneando muchas de las tareas que mayoritariamente han estado en manos de las mujeres.

Este dar la espalda a lo más básido ha llegado a tal extremo que, hoy en día, ese modelo tiene visos de estallar sobre nuestros cuerpos y nuestras vidas.

Ante esto, muchas mujeres han sentido la necesidad de alzar la voz.
Sin embargo, no todos los gritos han ido hacia la misma dirección.
Traigo aquí esta reflexión porque creo que no se trata solo de gritar, sino de pensar en el horizonte que se abre cada vez que una mujer se hace escuchar.

Algunas, en un alarde de 'feminismo capitalista', como las que se reunieron hace unos días en la Bolsa de Barcelona, alzan la voz con el afán de tener acceso a ese pastel hecho de rentabilidad económica y un cierto desprecio por la vida que ha estado mayoritariamente en manos masculinas.

Otras, por el contrario, como varias de las que participan en la marea violeta, alzan su voz para visibilizar la dureza de la vida de muchas mujeres cuando el cuidado implica soledad, sacar fuerza de donde no tenemos, descuidar la propia vida, vérselas con la pobreza y también con esa desazón que se tiene cuando no se encuentran tiritas que puedan con tanta herida y tanto destrozo.

Finalmente, están aquellas que, haciendo uso de su arte y de su alegría, como las que aparecen en este vídeo, simplemente nombran las cosas por su nombre:


3 comentarios:

Patricia Torres Cañada dijo...

Simplemente genial lo que han hecho estas mujeres y hombres.


besitos

patri

Anónimo dijo...

Fantástico!!!!!!
Si me permites te lo copio

Unknown dijo...

Alson, copia, copia... Besos.