En los cursos que imparto, cuando pregunto qué es la violencia y cómo ésta se concreta en nuestras vidas, es habitual que, como un chorro que fluye con fuerza, salgan a la luz muchas ideas, reflexiones, imágenes, matices...
Sin embargo, no ocurre lo mismo cuando yo pregunto qué es la paz y cómo ésta se concreta en nuestras vidas. Ante esta pregunta, suele haber más rodeos, silencios, dudas...
A veces, hay quien dice que la paz es algo muy abstracto o que es simplemente la ausencia de violencia.
Esto me resulta curioso porque entiendo la paz como todo aquello que nos permite mantenernos vivas y vivos, cuidarnos, vernos, no someter ni someternos, pensar libremente, hacer de los conflictos un espacio practicable y no destructivo, convivir, no estereotipar el amor ni la belleza...
La paz es, por tanto, mucho más que la simple ausencia de violencia y se concreta en formas diversas en nuestro día a día.
Estas reflexiones me han permitido comprender que, en nuestro mundo, el simbólico que nos permite reconocer la violencia tiene más fuerza y presencia que el simbólico que nos permite reconocer y valorar la paz.
Creo que si habláramos más sobre la paz, si la representáramos más a menudo, si nuestra mirada la enfocara con más nitidez, sería más difícil aceptar la guerra y, como sugiere Carmen Magallón en este artículo, más fácil imaginar vias alternativas a la misma.
Creo que decir No a la Guerra es una práctica de paz, una forma de deserción más sutil que la del soldado que protagoniza esta preciosa canción, pero también necesaria:
2 comentarios:
Ay, Graciela, cómo me gusta lo que escribes.
Besitos
Graciela, me ha gustado mucho esta reflexión tuya..me hace pensar y sentir y desear un montón de cosas....Voy a hablar más con mis chicas y chicos de la paz...
besos
tati
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