Estos días estoy dedicada al cuidado de mi madre.
Ella está dando sus primeros pasos después de una operación de cadera y yo ando detrás suyo para intentar que esos pasos sean lo más alegres y fructíferos posibles.
Ahora que lo escribo me doy cuenta que estoy haciendo lo que ella hizo hace muchos años, cuando yo di mis primeros pasos.
En estas estoy, dedicada a esa tarea invisible que sostiene el mundo y la vida.
Son las once de la mañana y estoy asombrada de todo lo que he hecho ya.
Bueno, escribo esto para deciros que hasta el 10 de marzo, día en que me vuelvo a Madrid, sólo me pasaré por aquí muy de cuando en cuando.
Mientras tando... ¡Agotada, sorprendida, dispersa, contenta y emocionada, os animo a brindar por la vida y a cuidarla!
4 comentarios:
Graciela, ¡qué emoción leerte!
besitos
patri
:)
Precioso lo que cuentas de acompañar los pasos de tu madre, lo mismo sentí yo hace dos veranos cuando mi madre se rompió la rótula y dos dedos de la mano...
es verdad lo que da de sí el día en esas circunstancias, y al llegar las noches terminaba hipercansadísimo pero contento de cuidar a mi madre
besos, juan
¡Qué inspiradoras tus palabras! ¡Cuánta verdad en ellas! Muchas gracias por compartirlas. Y mucho ánimo.
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