‘Vivir plenamente hacia lo interior igual que hacia lo exterior, no sacrificar nada de la realidad externa en beneficio de la interna y viceversa.’
(Etty Hillesum)

La crudeza de lo real...

Esta mañana fui al hospital y, a la vuelta, en el autobús, me senté en un asiento que estaba libre hasta que vi a una señora que le costaba sostenerse en pie y le cedí el asiento.
Vi otro asiento libre y, nada más sentarme, vino otra señora que, al decirle que le cedía el asiento, me respondió que prefería seguir de pie. Ante esto, la señora que estaba sentada a mi lado me dijo que era bueno que existieran personas como yo que se hacían cargo de la gente mayor. Yo le contesté que no toda la gente joven, aunque parezca que sí, puede estar de pie sin problemas en un autobús. Le recordé que veníamos de un hospital y que podría haber alguna persona joven mareada o con cualquier otro síntoma o dificultad.
Ella me dijo que nunca había pensado en eso y que me daba la razón, pero preguntó qué pasaba con esa otra gente joven que viene con mochila desde la universidad y no cede su asiento. Yo le respondí que no sabía qué le pasaba a cada uno y a cada una porque no es fácil adivinarlo a simple vista.
En esas estábamos cuando entró otra señora con muletas y me levanté otra vez. Mi compañera de asiento y yo, ante esta nueva 'cedida' de asiento, nos echamos a reír.
Ella no preguntó por mí, dio por echo que yo estaba bien, pero yo estaba mareada. Ella no me vio, yo no me mostré, pero, junto a esto, algo se abrió entre las dos...

Esta es la crudeza / rudeza de una relación real. Me abro, me cierro, me enfrío, me emociono, me enfado, entiendo, me miro y me veo, me cierro otra vez, aflojo mi cierre, me miro y te veo, etc, etc...

Con esto quería simplemente compartir que lo real, nuestra realidad, el ser como somos, con nuestros límites y destrezas, con nuestro amor y nuestras idealizaciones, con nuestras carencias y necesidades, con nuestra soledad existencial y nuestro calor es lo que hay y, eso que hay, es algo crudo, rudo, amoroso, complejo, difícil y muy fácil a la vez.

Es la vida, la vida que late...

Mirar todo esto me emociona.
Me hace saber que la limitación a la hora de relacionarnos es grande y esto me entristece porque veo tanta soledad y a la vez me hace ver mi propia soledad.
A la vez me fascina, porque a pesar de nuestras limitaciones, nos vamos encontrando y cada encuentro, pequeño o grande, profundo o más superficial, es el más grande de los regalos que nos podamos dar.

2 comentarios:

orlanda dijo...

Graciela, qué generosa y amorosa eres.

un beso

Carmen dijo...

Querida Graciela, me emociona tu texto porque pone palabras a un sentir que no sabía cómo expresar. El otro día me encontré con una amiga a la que quiero mucho y lo único que saqué de ese encuentro fue ‘la crudeza de lo real’. En ese momento sentí pesadumbre y, al leerte, ahora siento alegría. Alegría de encontrarnos enteritas sabiendo que es el mejor regalo. Un besazo y ¡¡feliz Año!!
Carmen