Sócrates tomó a su madre, que era partera, como referente a la hora de plantear su método educativo denominado la Mayéutica, refiriéndose a él como el arte de parir y de ayudar a parir ideas. Muchos años después, María Zambrano (1904–1991), pensadora, filósofa, poeta y maestra, dijo que lo sustancial del ser humano es estar continuamente renaciendo y, desde esta concepción de la vida, dijo también que “no tener maestro es no tener a quién preguntar, y más hondamente todavía, no tener ante quién preguntarse.”
Reconozco a una persona como alguien ante quien interrogarme cuando confío en ella, en su escucha, en su mirada, en su sabiduría, en el potencial de nuestra relación para hacerme crecer. O lo que es lo mismo, todo ello pasa cuando le reconozco autoridad.
Como habéis podido comprobar, hablo de una forma de entender la autoridad que ninguna ley puede imponer, que se crea y se reconoce en la relación y que es precisamente la que facilita la curiosidad, el pensamiento y la creatividad. Y, sin curiosidad, pensamiento y creatividad, el aprendizaje se vuelve rígido y autoritario, evidenciando que autoridad y autoritarismo son dos cosas bien distintas.
No estoy descubriendo nada nuevo con esta reflexión, mi pretensión es sólo la de nombrar algo que se pone en juego día a día en aulas diversas y singulares a lo largo y ancho del planeta.
1 comentario:
Eres una maestra, mi maestra. Besitos
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