‘Vivir plenamente hacia lo interior igual que hacia lo exterior, no sacrificar nada de la realidad externa en beneficio de la interna y viceversa.’
(Etty Hillesum)

Entre mujeres...

La libertad que siento para mostrarme y pensar el mundo se lo debo, en gran parte, a las mujeres que han conformado mi vida.
Tener una red de interlocutoras me ha permitido entender mucho de lo que me pasa, encontrar palabras para expresarlo, identificar sentimientos que parecían extraños, conciliarme con mi cuerpo y mi historia, saber que yo también soy mundo, escuchar mi deseo y mi sexualidad...
Me ha permitido hacer todo esto sin sentir la necesidad de medirse con la experiencia masculina, o sea, sin reducir todo ello a un ser más, menos o igual que ellos. Sólo así puedo encontrar el modo de ser una mujer libre, diferente, suelta, singular.
Me emociona pensar en todos los grupos de mujeres que se han ido creando a lo largo de la historia para pensar sobre sus problemas, necesidades y deseos. Gracias a ellos, hoy estamos viviendo los frutos de una revolución sin precedentes en la historia, una revolución que ha afectado a nuestra vida y también a la de ellos. 

Por mi trabajo, me estoy encontrando cada día con más profesorado que, en su aula, organiza todo tipo de actividades con grupos mixtos y paritarios de alumnas y alumnos.
Cuando les pregunto por qué lo hacen, me dicen que para lograr una relación más estrecha entre los sexos y para erradicar los estereotipos. Lo hacen, por tanto, con muy buena intención, ya que estrechar relaciones y erradicar estereotipos son dos cuestiones fundamentales para vivir mejor.
Sin embargo, ¿dónde queda esa fuerza que se genera en el entre mujeres? ¿qué valor se está dando a la misma en la escuela, en la política, en el mundo del trabajo?

Basta hacerles esta pregunta y plantearles una pequeña reflexión para que gran parte de maestras y maestros cambien o maticen su forma de organizar las actividades en su aula. Lo que me confirma, una y otra vez, sus ganas de que su alumnado sea realmente libre y feliz.

Los grupos mixtos no son garantía de erradicación de estereotipos ni de que los intereses y palabras de las alumnas se pongan en juego en el intercambio con los alumnos.
Dos niñas conspirando...
http://www.isftic.mepsyd.es/formacion/materiales
Es más, cuando las alumnas aprenden a relacionarse entre sí libres de patriar- cado, o sea, recono- ciéndose unas a otras como fuentes de riqueza y aprendizaje, encontrando palabras y referentes para andar por el mundo libremente sin renunciar a su propio sexo ni a su historia, dándose unas a otras la fuerza para ser la mujer que cada una quiera ser, los estereotipos pierden su sentido y, desde ahí, la relación con los alumnos se hace más auténtica y profunda.
Del mismo modo, cuando los alumnos aprenden a relacionarse entre sí reconociéndose unos a otros su valía y también su vulnerabilidad, expresando sus sentimientos y afectos, haciéndo el vacío a la violencia, los estereotipos y la violencia dejan de ser ingredientes a la hora de relacionarse con las alumnas y su deseo de escucharlas crece.
Lo que quiero decir con esto es que la coeducación se hace en el entre mujeres, en el entre hombres y, como no, en el entre mujeres y hombres.

Una de las lineas maestras del patriarcado ha sido la heterosexualidad obligatoria, ¿no será éste empeño por la paridad otra versión más pulida y moderna de la misma cosa?

2 comentarios:

orlanda dijo...

Genial. Besitos, Graciela.

Morgana dijo...

comparto totalmente tu parecer. Soy maestra y detecto veo en las escuelas, exactamente, exactamente, lo que has dicho.

...y me has hecho recordar mi infancia, rodeada de mujeres, costureras, expresando ideas, resolviendo el mundo, cargándome de energía...

Gracias y un saludo!!