‘Vivir plenamente hacia lo interior igual que hacia lo exterior, no sacrificar nada de la realidad externa en beneficio de la interna y viceversa.’
(Etty Hillesum)

Totalidad

En la escuela y en la universidad aprendí a pensar prescindiendo de mi cuerpo.
Aprendí a pensar sin considerar los sobresaltos, la agonía, la alegría o la apatía que ocurría en mi cuerpo ante cada reflexión o aprendizaje.
Y así, aprendí un tipo de abstracción que, de tan elevada, se abstrae de la vida, los sentidos y las emociones.

Hoy, cuando la política se ha tecnificado hasta niveles insoportables, cuando la gestión económica hace oído sordos al sufrimiento humano y cuando las cifras son como un bísturí con la capacidad de cortar sin que se vea la sangre.
Hoy, cuando ocurre todo esto, entiendo que esta forma de pensar que me enseñaron cuando era estudiante está al servicio de quienes sacan beneficio a costa de la vida. Y me abruma ver hasta dónde se puede llegar con un pensamiento que se nutre de las altas esferas de la abstracción.

...

En los últimos meses, quizás como respuesta a esta locura de la que os he hablado, me he topado con diferentes propuestas para detener el pensamiento y, desde ahí, sentir el cuerpo, dejar fluir las emociones... sin más.
Y así, me he dado cuenta que se está abriendo un caudal de propuestas en las que la vida es vivida sin palabras, sin simbólico, sin consciencia. Es un tipo de concrección que, de tan concreta, se queda encerrada en sí misma.

Hoy, cuando veo a tanta gente abrumada por lo que ocurre, cuando hay tanto dolor mudo y tanta experiencia invisibilizada.
Hoy, cuando ocurre todo esto, me doy cuenta que la dificultad para escuchar, entender y poner razón y consciencia a lo que pasa y a lo que nos pasa trae consigo parálisis y desorientación.

...

En fin, todo indica, me indica, que se trata de vivirnos como lo que somos: una totalidad en la que no tiene sentido escindir cuerpo y mente, emoción y razón, vida y consciencia.

1 comentario:

Carmen dijo...

Sin palabras, y con agradecimiento a las que eres capaz de poner. Un besico, Carmen