‘Vivir plenamente hacia lo interior igual que hacia lo exterior, no sacrificar nada de la realidad externa en beneficio de la interna y viceversa.’
(Etty Hillesum)

Roto o descosido

Ayer, mientras comía una deliciosa magdalena y un maravilloso chocolate, una mujer muy simpática nos dijo que este gobierno estaba descosiendo muchas cosas. Ante lo cual, yo le repliqué diciéndole que no, que lo que estaba haciendo este gobierno era romper.
Volver a coser lo que se descose es pesado, pero es relativamente fácil porque el camino está marcado, basta volver por la senda que se ha desbaratado.
Sin embargo, cuando una prenda se rompe, se puede zurcir, pero el estropicio no deja de ser evidente y no hay vuelta atrás.

Esta breve charla, me hizo saber que mi dolor tiene que ver con la pérdida.
Cada día, a modo de goteo, me veo despidiéndome de algo importante y no es fácil digerir tanta emoción.
Y así, entre goteo y goteo, algo más profundo se muere.
Pero, ¿qué es lo que se muere?
Hay quien dice que esto es el final del capitalismo mientras otras personas hablan de que esto supone una vuelta de tuerca que nos llevará a otro estadio más duro del capitalismo, hay quien dice que estamos a punto de asistir a una revolución sin precedentes mientras otras personas perciben el inicio de una dictadura nunca vista.
Ocurra lo que ocurra, cada día está más claro, se muere una era, una época, una forma de vivir...

Espero que todo esto no me coja pasmada, eclipsada por la abundancia de acontecimientos.
Espero saber dejar de vivir todo esto como un simple goteo de noticias demoledoras para poder centrarme en la narrativa de este proceso y así entender mejor dónde estoy y hacia dónde vamos.
Espero encontrar el modo de dejar de ser víctima de lo que pasa para, junto a tí, junto a otras y a otros, ir dejando huellas humanas, ecológicas y civilizadoras en este mundo que viene.
No sé qué pasará, nadie lo sabe, depende de lo que seamos capaces de crear en este juego tan macabro en el que nuestros contrincantes, con sus cartas marcadas, juegan sucio, muy sucio.

Películas como Las nieves del Kilimanjaro de Robert Guédiguian me ayudan a situarme.

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