‘Vivir plenamente hacia lo interior igual que hacia lo exterior, no sacrificar nada de la realidad externa en beneficio de la interna y viceversa.’
(Etty Hillesum)

Carteras

El lunes pasado estuve en Toledo.
Estaba tan aturullada después de tres horas en el médico que, por puro despiste, me dejé la cartera en una cafetería.
Tardé casi una hora en darme cuenta.
Volví corriendo y el camarero, con una sonrisa algo asustada, me la trajo.
Me dijo que un cliente se la dio y me pidió que mirara bien a ver si no faltaba algo, temía que yo le acusara de robo.
Y no, no faltaba nada.
Se lo agradecí con todas las gracias que pude pero, ahí seguía él, con miedo.
Un gesto, un simple gesto de cuidado, teñido por esa sombra amarga de la desconfianza.

El martes estuve con un amigo tomándome un zumo de papaya.
Como muchos hombres, tenía su cartera en el bolsillo de atrás del pantalón.
Y ésta se deslizó y estuvo a punto de caerse al suelo.
Un hombre que estaba en la mesa de al lado se la dio.
Y nos reímos diciendo que, a pesar del horror al que nos está sometiendo la troika, el cuidado circula por las calles.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sí, qué simbólico que fue
un beso, juan