Estos días ando cerca de mi familia de origen y me doy cuenta de que su presencia me recuerda, efectivamente, a mi origen.
Me refiero al origen de muchos sentimientos, nudos, capacidades, dificultades y destrezas que me conforman.
En cada palabra o gesto de las demás encuentro el espejo de algo profundo que anida en mí.
Me sorprende que esto sea así, a pesar de la distancia, del tiempo, de la evolución de cada cual.
Me doy cuenta que este tiempo de estar con la familia es una oportunidad para conocerme más profundamente.
Reconocer mi origen, mis raíces, me permite ser dueña y señora de todo esto y, desde ahí, desde lo que anida en mí, es más fácil ser original y seguir andando con mi propio pie.
2 comentarios:
Me encanta leerte diciendo estas cosas,cómo las dices y desde donde.
besitos
Gracias Graciela por iluminar desde un lugar creativo las marañas familiares...besos
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