‘Vivir plenamente hacia lo interior igual que hacia lo exterior, no sacrificar nada de la realidad externa en beneficio de la interna y viceversa.’
(Etty Hillesum)

En la penumbra

El miércoles me hicieron un ecocardiograma de control.
Esto, que en otros momentos lo he vivido como algo normal, ese día lo viví con inquietud.
Allí, acostada en aquella camilla, medio adormilada por la penumbra de la sala, sintiendo el frío del aparataje y el trajinar de médicas y médicos, me acordé de algo que Pepe me había dicho el día anterior:ha aumentado un 40% el número de suicidios en Grecia.
Con eso en la mente, el hecho de estar en aquella sala dejó de parecerme algo normal.
Lo viví como una especie de privilegio voluble, o sea, que puede desaparecer en cualquier momento.
No sé, en situaciones como esta, yo me había sentido privilegiada frente a personas de otros lugares del planeta, pero nunca frente a la gente de un país como Grecia.
Y así, mientras pensaba en todo esto, me vino a la mente la hambruna que están viviendo demasiadas personas en el cuerno de África y me dije a mí misma que era mejor cambiar de tercio si no quería que el ecocardiograma saliera mal.
Para colmo, cuando llegué a casa, vi, a través de la televisión, a estudiantes examinándose en Madrid para poder acceder a un Bachillerato llamado de Excelencia. En ese exámen se jugaban también la posibilidad de ganar 1000 euros y un viaje a Roma.
Cuando escuché a una chica decir que estaba allí porque quería estar donde estaban los mejores, sentí que la penumbra de la sala en la que me hicieron el ecocardiograma por la mañana seguía instalada en mí.

4 comentarios:

Patricia Torres Cañada dijo...

Mamma mía, Graciela, me parece irreal el punto en el que estamos, que vayamos para atrás en educación, sanidad,....

Gracias por tu reflexión, desde dónde la haces, con tus matices, con tu cuerpo.

besitos

Anónimo dijo...

Una vez que se ha pronunciado
la palabra amapola
hay que dejar pasar algo de tiempo
para que se recompongan
el aire
y nuestro corazón.

Edith Vera

Un beso grande, juan

Anónimo dijo...

Joder Graciela que bien escribes...No tenía ni idea sobre los suicidios en Grecia...Es alarmante y de una tristeza ensordecedora....
Yo aqui en Madrid desde la crisis veo a más hombres (no a tantas mujeres) bebiendo de cartones de vino y hablando solos (es otro suicidio, pero más lento)
Lo de el bachillerato de excelencia es monstruoso...La de dolor que va a generar, en criaturas y en madres y padres....Se puede ver ya...
y con semejante bodegón mental me pregunto como fue el resultado de tu ecocardiograma..¿No se escondio tu corazón por entre tus entrañas autoinmunes?
: )
Creo que esta entrada de tu blog es mi favorita..me ha encantado
GRACIAS POR SENTARTE A ESCRIBIR!!

Carmen dijo...

A mí también me preocupó un dato que leí el otro día no sé en qué medio sobre los suicidios de estudiantes en Corea del Sur. La noticia decía que había un alto índice de jóvenes que se suicidaba antes de entrar en el mercado laboral durante su paso por la universidad. De repente, sentí que Corea estaba más cerca de lo que siempre había visto en el mapa.
Ayer estuve en un congreso de innovación docente en Cartagena y de la mesa a la que asistí dos mujeres trajeron un sentido de la enseñanza universitaria donde la educación importa. Junto a ellas, estaban dos compañeros de carreras técnicas que convertían sus clases en pequeñas empresas competitivas de mercado, poniéndose ellos de jefes de tales microempresas, qué raro. Y en ese maremagnum estuve toda la mañana, intentando encontrar algo de verdad sobre lo que pasa en las aulas. Al final, en el café, encontré a mi amiga Eva que me contó su vida antes de Bolonia y después. La pena fue que estas palabras no fuesen el motivo de la comunicación que presentó. Para mí sí fueron una chispa de verdad entre tanta pasta (de café, claro!)
jaja, besos, Carmen