‘Vivir plenamente hacia lo interior igual que hacia lo exterior, no sacrificar nada de la realidad externa en beneficio de la interna y viceversa.’
(Etty Hillesum)

Un primero de mayo un tanto extraño...

Llevo unos días que, cada vez que oigo o leo las noticias, siento una sensación muy extraña, como si me hubieran abducido y transportado a unos cuantos siglos atrás.

Me entero que se ha retenido en el aeropuerto de Barajas durante 30 días a una joven nigeriana que, del mismo modo que tantas otras mujeres, estaba siendo esclavizada por una red de trata de blancas. De pronto, se me hiela la sangre imaginándome los flujos de mujeres que son arrancadas de sus países para servir a amos déspotas en lugares que, para ellas, son extraños y remotos.
Junto a eso, cuentan que hubo una boda real que tuvo la capacidad de embelesar a millones de mujeres y hombres de todo el planeta. Y, rizando aún más el rizo, han beatificado a un señor que en su día fue Papa y que, según dicen, hizo algún milagro.
En el aniversario de la catástrofe de Chérnobil y aún con el corazón en vilo por lo pasado en Fukushima, oigo a expertos hablando sobre la energía nuclear como si se tratara simplemente de tener o no tener fe.
En medio de todo esto, veo legiones de personas sublevadas contra sus reyes y dictadores en el norte de África y que se juegan la vida por la represión atroz a la que son sometidas.

De pronto, leo un correo de Tania con esta entrevista a Enric Toussant recordándome que, a pesar de esa especie de deja vu que siento al escuchar y leer las noticias, los amos del mundo de principios del siglo XXI, aunque siguen siendo insaciables como siempre, están poniendo en marcha unas estrategias más sibilinas y sofisticadas de control y extorsión que las de otros tiempos.

Es extraño, pero hoy es primero de mayo. Las manifestaciones organizadas por los diferentes sindicatos no parecen tener la capacidad de atraer a gran parte de las indignadas e indignados de este país. Asimismo, sus respuestas no parecen resquebrajar el corazón de la explotación obrera y económica de nuestro tiempo.

Miro por la ventana.
La gitana que vende flores en la esquina de mi calle sí que parece tener éxito porque hoy, además de ser el día del trabajo, es también el día de la madre. Me alegro por ella.
El sol hace ademán de querer salir. No lo tiene fácil con tanta nube.

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