No oigo gritos
ni susurros
ni siquiera silencio.
Sólo suspiros de la nada.
El colmo de la abundancia
la exuberancia de ensueños
el fragor espeso que amortigua
la rotundidad de la piel.
Carraspeo el eclipse del mundo.
Añoro el fulgor de la danza
¡El sonido de los cuerpos!
Salivo la hondura de siempre
en el sigilo de cada sílaba.
Graciela Hernández Morales (septiembre de 2009)
2 comentarios:
que genial!!!!
Felicidades Gra!!!
hermoso y singular como tú. Nelly
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