‘Vivir plenamente hacia lo interior igual que hacia lo exterior, no sacrificar nada de la realidad externa en beneficio de la interna y viceversa.’
(Etty Hillesum)

Instantes

Hay momentos en los que siento algo rotundo en el cuerpo.
Son instantes en los que vivo la profundidad de lo sutil, de lo efímero.
Son segundos cargados de una sabiduria ligera, que fluye.

Saberme finita y naciente. Saber que, en cada instante, nazco y muero. Saber que puedo morir en vida y que, aunque la muerte esté muy cerca, la vida está ahí para que le dé sentido. Saber que todo lo que tengo está aquí, ahora, en este presente.  Saber que soy una ‘pulguita’ en un mundo inmenso, con capacidad de trascender, de ir siempre más allá. Saberme depositaria de las huellas dejadas por otras y otros, con capacidad de crear huellas nuevas. Saber que me ilumino cuando acepto profundamente lo que hay y lo vivo intensamente, sin más. Saber, por tanto, que no existe futuro ni pasado y que cada edad es solo la edad del presente. Saber que, cuando soy capaz de aceptar la muerte, encuentro lo infinito en cada instante. Saber que encontrar da más viveza que memorizar. Saber que lo espiritual está hecho de carne viva.  Saber que la vida es imprevisible, juguetona, abierta.

Abrirme al amor, a lo otro distinto a mí. Descubrir que, en lo más profundo, estamos hechas y hechos de la misma pasta. Descubrir que lo otro está también en mí.
Abrirme al erotismo, a la comunión, al arte, a la trascendencia.
Recuperar el sentido original de las palabras tergiversadas por el control religioso.
El tiempo no es nada, el tiempo lo es todo. Puro presente, infinito.

¿Sabéis de lo que estoy hablando, verdad?

2 comentarios:

barutarroba dijo...

pues sí y sobre todo gracias a tí por hacerme cnsciente de ello poco a poco, como cala una lluvia fina

Anónimo dijo...

me hiciste llorar..
:)
que gusto da leerte..eso no se me olvida ni con mil electroshocks ni con mil lobotomias..


guille