En una reunión de trabajo sobre coeducación, una amiga hizo mención a unas palabras de Galeano en las que señalaba que América Latina ha sido colonizada y violentada por la envidia que genera la fertilidad y frondosidad de su territorio.
Ella, parafraseando a Galeano, hizo un paralelismo entre Amérida Latina y el cuerpo femenino, dando a entender que la envidia ante la potestad de las mujeres para gestar vida y traerla al mundo es la que ha dado lugar a ese empeño por colonizarlo y violentarlo por parte de tantos hombres.
Creo que algo de cierto hay en esta afirmación. Es una envidia que está teñida, como ya sabéis, de un afán de poder.
La reflexión de esta mujer ha vuelto a mi cabeza al leer estas dos noticias: una referida a la Plaza Tahrir y otra a los CIEs de nuestro país.
Y, como no, estas palabras resuenan en mí cuando escucho hablar sobre el retroceso en la legistación referida al aborto y sobre ese intento de que la custodia compartida sea obligatoria.
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