Ante la dureza que estamos viviendo, esa dureza que tiene que ver con la violencia del capital, he oído decir, una y otra vez, que no se puede hacer nada o casi nada para transformar, parar o mejorar la situación.
Este tipo de argumentos sólo tienen sentido si vivimos el mundo como algo ajeno, o sea, cuando nos olvidamos que cada uno y cada una somos parte de este mundo.
Cuando esta forma de representar las cosas cobra fuerza, son muchas las palabras, experiencias, deseos o necesidades que se quedan silenciadas, sin encontrar el modo de circular y dejar su impronta en nuestro mundo común.
Y así, a modo de un círculo vicioso, la violencia se extiende a sus anchas en un terreno cada vez más desértico y la gente vive cada vez más asfixiada por tantas cosas sin decir.
Por todo ello, os deseo un 2011 lleno de palabras, creatividad, amor...
Os deseo un año en el que no nos olvidemos que nuestra forma de ser, hacer, pensar o sentir afecta al mundo, a ese mundo que somos..
3 comentarios:
gracias, Graciela, por poner palabras a eso que yo tambien siento y vivo. Siento que estamos menos solos y que en estas relaciones complices hay espacios posibles de libertad
feliz año!
pepillo
qué deseos más fantásticos y necesarios.
besitos
kerida graciela, ke pena no verte fisicamente, pero ahora con el blog siento que tambièn estamos mas cerca..igual te deseo un año hermoso y tan hermosa como tú, gracias por estar en este camino.mil besos sinceros e intensos.
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