‘Vivir plenamente hacia lo interior igual que hacia lo exterior, no sacrificar nada de la realidad externa en beneficio de la interna y viceversa.’
(Etty Hillesum)

La caja de resonancia de la experiencia.

Como si se tratara de un tantra, se dice y se repite, una y otra vez, que en nuestra cultura hay un culto excesivo al cuerpo.
Es una afirmación que me resulta sumamente extraña porque, más que un culto al cuerpo, lo que percibo es una atención casi obsesiva a la carcasa y un desprecio casi patológico a la experiencia de ser cuerpo.
El cuerpo, como se lo oi decir un día a un gran amigo, es la caja de resonancia de nuestra experiencia.
Todo lo que vivimos resuena en nuestro cuerpo. De ahí que reducirlo a una serie de medidas y formas es convertirlo en una caricatura grotesca.
Isabel Múñoz
Escuchar y dejarnos sentir lo que en él acontece nos permite entrar en contacto con la intensidad de la vida, vivir nuestro día a día a flor de piel.
Dar la espalda a lo que pasa en nuestro cuerpo es, de algún modo, anestesiarse y dejar de sentir el palpitar de la vida.
Creo que este es el desgarro más profundo que hoy en día se vive en nuestra cultura.
Pero los cuerpos, a pesar de esa obstinación por caricaturizarlos y hacerles el vacío, siguen ahí, sintiendo, diciendo, viviendo, en continua ebullición.

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