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Clarice Lispector |
El placer, cuando nace, duele tanto en el pecho que preferimos el habitual dolor al insólito placer. La alegría verdadera no tiene explicación posible, no tiene la posibilidad de ser comprendida y se parece al inicio de una pérdida irrecuperable. Esa fusión total es insoportablemente buena, como si la muerte fuese nuestro bien mayor y final pero no es la muerte, es la vida inconmensurable que llega a parecerse a la grandeza de la muerte. Hay que dejarse inundar poco a poco por la alegría, porque es la vida que nace. Y quien no tenga fuerza, que cubra antes cada nervio con una película protectora, como una película de muerte para poder tolerar la vida. Esa película puede consistir en cualquier acto formal protector, en cualquier silencio o en varias palabras sin sentido. Porque con el placer no se juega.
Él es nosotros.
- Clarice Lispector -
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