Este 12 de octubre, ante la presencia de la Ministra de Defensa, junto a otras muchas mujeres en el desfile militar, me pregunté dónde ha quedado esa extrañeza femenina de la que nos habló en su día Virginia Woolf:
'(...), en mi condición de mujer, no tengo patria. En mi condición de mujer, no quiero tener patria. En mi condición de mujer, mi patria es el mundo entero". Y si, después de haber dejado hablar a la razón, queda aún cierto obstinado sentimiento, cierto amor a Inglaterra vertido por el graznido de las cornejas posadas en el olmo, en los oídos infantiles, por el murmllo de las olas en la playa, por voces inglesas murmurando canciones de cuna, la extraña urtilizará esa gota de pura, aunque irracional, emoción para dar primero a Inglaterra cuanto desea de paz y libertad para el mundo entero.
Esta será pues la naturaleza de su 'indiferencia', y de esta indiferencia se seguirán ciertos actos. Se obligará a no participar en manifestaciones patrióticas, a no dar su aprobación a forma alguna de alabanzas nacionales, a no formar parte de grupo alguno que preconice la guerra, a no asistir a exhibición militar alguna, ni a competiciones, entregas de galardones, ni otras ceremonias perecederas, encaminadas a estimular el deseo de imponer 'nuestra' civilización o 'nuestro dominio' sobre otros pueblos.'
'(...), en mi condición de mujer, no tengo patria. En mi condición de mujer, no quiero tener patria. En mi condición de mujer, mi patria es el mundo entero". Y si, después de haber dejado hablar a la razón, queda aún cierto obstinado sentimiento, cierto amor a Inglaterra vertido por el graznido de las cornejas posadas en el olmo, en los oídos infantiles, por el murmllo de las olas en la playa, por voces inglesas murmurando canciones de cuna, la extraña urtilizará esa gota de pura, aunque irracional, emoción para dar primero a Inglaterra cuanto desea de paz y libertad para el mundo entero.
Esta será pues la naturaleza de su 'indiferencia', y de esta indiferencia se seguirán ciertos actos. Se obligará a no participar en manifestaciones patrióticas, a no dar su aprobación a forma alguna de alabanzas nacionales, a no formar parte de grupo alguno que preconice la guerra, a no asistir a exhibición militar alguna, ni a competiciones, entregas de galardones, ni otras ceremonias perecederas, encaminadas a estimular el deseo de imponer 'nuestra' civilización o 'nuestro dominio' sobre otros pueblos.'
- Virginia Woolf: Tres Guineas, Editorial Lumen, 1980, Barcelona (Primera Edición en lengua inglesa: 1938) -
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