Si quieres continuar en contacto con mis reflexiones y conocer las actividades, experiencias y materiales que voy creando y compartiendo en el Proyecto Singulares, puedes visitar la web que he creado recientemente con tal fin...
¡Te espero por allí!
singulares
‘Vivir plenamente hacia lo interior igual que hacia lo exterior, no sacrificar nada de la realidad externa en beneficio de la interna y viceversa.’
(Etty Hillesum)
Fin de etapa
Empecé este blog hace tres años y medio.
Este espacio me ha supuesto un gran aliciente para dialogar con la política posible, con el sentido de mi trabajo, con la vida que sigue palpitando, con el pensamiento de personas diversas y dispares, con este contexto que día a día se vuelve más convulso y complejo.
Me gusta la idea de que todo este trabajo esté colgado en la red y disponible para quién quiera acercarse a él.
Ahora, que empezamos el 2014 y yo acabo de cumplir 50 años, siento la necesidad de parar e iniciar un nuevo proyecto.
Quiero dedicar 'el tiempo que me queda' a escribir un libro sobre lo vivido, creado y pensando en el seminario Lo Personal es Político.
Quizás vuelva algún día por aquí, quién sabe.
Por lo demás, solo me queda daros las gracias por haberme leído y acompañado en estos años.
Espero que nos sigamos encontrando, resistiendo, creando, amando.
¡Un fuerte abrazo!
Este espacio me ha supuesto un gran aliciente para dialogar con la política posible, con el sentido de mi trabajo, con la vida que sigue palpitando, con el pensamiento de personas diversas y dispares, con este contexto que día a día se vuelve más convulso y complejo.
Me gusta la idea de que todo este trabajo esté colgado en la red y disponible para quién quiera acercarse a él.
Ahora, que empezamos el 2014 y yo acabo de cumplir 50 años, siento la necesidad de parar e iniciar un nuevo proyecto.
Quiero dedicar 'el tiempo que me queda' a escribir un libro sobre lo vivido, creado y pensando en el seminario Lo Personal es Político.
Quizás vuelva algún día por aquí, quién sabe.
Por lo demás, solo me queda daros las gracias por haberme leído y acompañado en estos años.
Espero que nos sigamos encontrando, resistiendo, creando, amando.
¡Un fuerte abrazo!
Concertinas
Vienes de ese lugar donde se huele el dolor de la sangre, se convive con el vientre helado y la resistencia, a lo
largo de los siglos, se ha incrustado en piel negra.
Un instante antes de saltar la valla, tu corazón golpea con tal fuerza que la sangre, más que fluir, estalla.
¡Saltas! Una punzada desgarra tu piel, la sangre brota de tal modo que la frontera entre la muerte y la esperanza se te presenta en forma de bruma.
Vida golpeada por ese norte que, a base de cuchillas, expolia tu horizonte por un afán insaciable de ganancias.
Hoy, en este norte desnortado, hay quienes obvian vuestra sangre al justificar las concertinas y minimizan el frío y el hambre que se vive a este lado de la frontera.
Son quienes, con el mazazo del miedo en forma de ley, pretenden dejar sin fuerza a nuestra hospitalidad y sin luz a nuestra rabia.
Pensando en ti, me doy cuenta que, en nuestra capacidad de acogida y de relación, se encuentra una hermosa forma de desobediencia.
Un instante antes de saltar la valla, tu corazón golpea con tal fuerza que la sangre, más que fluir, estalla.
¡Saltas! Una punzada desgarra tu piel, la sangre brota de tal modo que la frontera entre la muerte y la esperanza se te presenta en forma de bruma.
Vida golpeada por ese norte que, a base de cuchillas, expolia tu horizonte por un afán insaciable de ganancias.
Hoy, en este norte desnortado, hay quienes obvian vuestra sangre al justificar las concertinas y minimizan el frío y el hambre que se vive a este lado de la frontera.
Son quienes, con el mazazo del miedo en forma de ley, pretenden dejar sin fuerza a nuestra hospitalidad y sin luz a nuestra rabia.
Pensando en ti, me doy cuenta que, en nuestra capacidad de acogida y de relación, se encuentra una hermosa forma de desobediencia.
Manifestación
Propongo manifestar nuestro miedo, nuestro dolor, nuestra rabia...
Y dar cancha suelta a nuestra alegría...
Para ello, propongo un manifiesto que diga más o menos así...
Manifestamos nuestro miedo.
Es un miedo que no nace de la fantasía o la cobardía.
Nace porque, al abrir bien los ojos, nos encontramos con una realidad peligrosa.
La fuerza arrolladora del capital está extendiendo sus tentáculos con el fin de convertir en negocio cualquier cosa, incluso aquello que permite crear, sostener, dignificar y recrear la vida humana.
Manifestamos también nuestro dolor.
Es un dolor profundo ante la destrucción, pérdida y banalización de espacios, prácticas y creaciones muy valiosas para el buen vivir de todas y de todos.
Junto al miedo y al dolor, manifestamos nuestra rabia…
Es grande la rabia que se ha instalado en nuestras entrañas ante el intento de convertirnos en rehenes y sirvientes del capital.
Manifestamos además, en contra de lo que se nos dice una y otra vez, nuestra intención de vivir intensamente estos sentimientos mientras ellos estén ahí.
Renegar de ellos significaría cerrar los ojos, seguir como si no pasara nada y embellecer lo que en realidad no tiene nada de bello. Lo que significaría también renegar de una parte importante de lo que somos.
El miedo nos permite estar alertas ante las artimañas del capital, el dolor nos permite reconocer profundamente el valor de las cosas que estamos perdiendo y la rabia nos permite detectar la crudeza de la injusticia.
Ahora bien, no queremos que nuestro miedo se convierta en ansiedad o angustia, ni que el dolor se convierta en depresión, ni que la rabia se convierta en impotencia.
Para ello, para no caer en el bloqueo y la desidia, buscamos la alegría…
No hablamos de esa alegría bobalicona que surge cuando nos ponemos una coraza y nos insensibilizamos.
Hablamos de esa otra alegría que nos invade cuando, en vez de la negación o el silencio, compartimos con otras personas lo que en realidad nos sucede, nos reconocemos en las palabras y experiencias compartidas, damos cabida al amor y al placer, encontramos fuerzas en la complicidad, nos cuidamos y nos reímos, descubrimos en la raíz de cada encuentro el aliento necesario para seguir y para luchar.
Y dar cancha suelta a nuestra alegría...
Para ello, propongo un manifiesto que diga más o menos así...
Manifestamos nuestro miedo.
Es un miedo que no nace de la fantasía o la cobardía.
Nace porque, al abrir bien los ojos, nos encontramos con una realidad peligrosa.
La fuerza arrolladora del capital está extendiendo sus tentáculos con el fin de convertir en negocio cualquier cosa, incluso aquello que permite crear, sostener, dignificar y recrear la vida humana.
Manifestamos también nuestro dolor.
Es un dolor profundo ante la destrucción, pérdida y banalización de espacios, prácticas y creaciones muy valiosas para el buen vivir de todas y de todos.
Junto al miedo y al dolor, manifestamos nuestra rabia…
Es grande la rabia que se ha instalado en nuestras entrañas ante el intento de convertirnos en rehenes y sirvientes del capital.
Manifestamos además, en contra de lo que se nos dice una y otra vez, nuestra intención de vivir intensamente estos sentimientos mientras ellos estén ahí.
Renegar de ellos significaría cerrar los ojos, seguir como si no pasara nada y embellecer lo que en realidad no tiene nada de bello. Lo que significaría también renegar de una parte importante de lo que somos.
El miedo nos permite estar alertas ante las artimañas del capital, el dolor nos permite reconocer profundamente el valor de las cosas que estamos perdiendo y la rabia nos permite detectar la crudeza de la injusticia.
Ahora bien, no queremos que nuestro miedo se convierta en ansiedad o angustia, ni que el dolor se convierta en depresión, ni que la rabia se convierta en impotencia.
Para ello, para no caer en el bloqueo y la desidia, buscamos la alegría…
No hablamos de esa alegría bobalicona que surge cuando nos ponemos una coraza y nos insensibilizamos.
Hablamos de esa otra alegría que nos invade cuando, en vez de la negación o el silencio, compartimos con otras personas lo que en realidad nos sucede, nos reconocemos en las palabras y experiencias compartidas, damos cabida al amor y al placer, encontramos fuerzas en la complicidad, nos cuidamos y nos reímos, descubrimos en la raíz de cada encuentro el aliento necesario para seguir y para luchar.
Desperdicios
Desde hace unos días, entre las hojas que deja el otoño en las calles de Madrid, se van mezclando restos de basura.
Montañas de desperdicios que muestran...
... el sinsentido de tanto desecho.
... la desvalorización de los trabajos más valiosos y necesarios.
... la banalización del 'bien común'.
... la evidencia de que somos cuerpo.
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